Señalan las
reglas o normas por las que se rige la conducta o el comportamiento de un ser
humano en relación a la sociedad, así mismo o a todo lo que lo rodea. Existen
unas leyes en este Universo que están más allá de las leyes humanas y que rigen
el funcionamiento de la Vida.
Se pueden comprobar viendo como al abuso de las facultades
físicas sucede el dolor, y a los extravíos del espíritu siguen el pesar y el
arrepentimiento. El conocimiento de estas leyes y su respeto genera en las
personas la moral, la virtud y el bien.
El término
«moral» tiene un sentido opuesto al de «inmoral» (contra la moral) y «amoral»
(sin moral). La existencia de acciones y actividades susceptibles de valoración
moral se fundamenta en el ser humano como sujeto de actos voluntarios. Por
tanto, la moral se relaciona con el estudio de la libertad y abarca la acción
del hombre en todas sus manifestaciones, además de que permite la introducción
y referencia de los valores. Los conceptos y creencias sobre
moralidad llegan a ser considerados y codificados de acuerdo a una cultura,
religión, grupo, u otro esquema de ideas, que tienen como función la regulación
del comportamiento de sus miembros. La conformidad con dichas codificaciones
también puede ser conocida como moral y se considera que la civilización
depende del uso generalizado de ésta para su existencia.
Hay diversas
definiciones y concepciones de lo que en realidad significa la moralidad, y esto
ha sido tema de discusión y debate a través del tiempo. Múltiples opiniones
concuerdan en que el término representa aquello que permite distinguir entre el
bien y el mal de los actos, mientras que otros dicen que son sólo las
costumbres las que se valúan virtuosas o perniciosas. El concepto de moral se diferencia
de la filosofía moral o ética en que ésta última reflexiona racionalmente sobre
los diversos esquemas morales con la finalidad de encontrar principios
racionales que determinen las acciones éticamente correctas y las acciones
éticamente incorrectas, es decir, busca principios absolutos o universales,
independientes de la moral de cada cultura.
La moral es la
consciencia que tiene una persona del bien y del mal por la cual se siente
responsable de sus actos. La moral pertenece a nuestro mundo interior, mientras
que la ética únicamente tiene que ver con la relación que los individuos deben
observar con sus semejantes y está marcada por las costumbres y los usos
sociales. No se puede, bajo ningún pretexto, confundir la bella moral, que es
fuente de toda virtud, con la ética. La ética no es más que una caricatura de
la moral, pues sólo tiene como objetivo cuidar que los componentes de una
determinada sociedad no trasgredan las normas establecidas y puedan convivir
según esas mismas normas.
Se puede observar
que existen personas más conscientes y evolucionadas que otras y que, por lo
tanto, existen diferentes tipos de moral. Unas son perfectas y superiores y
otras muchas brutales y bárbaras. Por ello es necesario que comprendamos que,
en realidad, existen tantas morales como seres humanos, y que los deberes de
unas personas no son los mismos que los deberes de otras –así como sus
privilegios. No hay maldad en los hechos, sino en la bajeza con la que estos se
realizan. Si los hechos son realizados con bondad y son limpios no seremos
juzgados por ellos, o lo seremos ligeramente y sólo por nuestra ignorancia.
Pero esos mismos hechos, realizados por otra persona y con otras intenciones,
serán totalmente reprobables y sancionables. Por lo tanto, no se juzgan tanto
los hechos en sí sino la intencionalidad, la bondad o la maldad con la que se
realizan.
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