Obstáculos digitales y trabas fiscales: la DGII necesita una transformación real para las pequeñas empresas


Santo Domingo, R.D. — Lo que debería ser una plataforma de autogestión tributaria eficiente, amigable y automatizada, se ha convertido para miles de micro y pequeños empresarios en un laberinto digital de frustraciones y trabas burocráticas. La Oficina Virtual de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) —el principal canal para realizar declaraciones fiscales y trámites impositivos en República Dominicana— ha sido objeto de duras críticas por su complejidad técnica, falta de transparencia funcional y escasa orientación para el contribuyente común.


Un sistema que asfixia al pequeño contribuyente

A pesar de que la DGII cuenta con datos claros sobre la capacidad contributiva de cada empresa registrada, su política de anticipos fiscales sigue castigando con fuerza desproporcionada a negocios emergentes y con ingresos modestos. Estos anticipos —pagos adelantados calculados con base en declaraciones anteriores, sin tener en cuenta la variabilidad estacional o económica del negocio— suponen una carga injusta para aquellos que aún están tratando de consolidarse en el mercado.

Muchos emprendedores reportan sentirse más perseguidos que acompañados por el sistema. En lugar de incentivar la formalidad y el cumplimiento tributario, el sistema actual parece penalizarlo.

“El sistema no solo es complicado, sino obsoleto. Es como si no quisieran que uno entienda cómo cumplir correctamente. Nos obligan a pagar por errores del mismo sistema, mientras las grandes empresas gozan de exenciones e incentivos”, comenta una pequeña comerciante de San Pedro de Macorís.


Una oficina virtual que no cumple su propósito

La promesa de digitalización fiscal en el país se ve empañada por una plataforma virtual lenta, confusa y poco intuitiva. Muchos usuarios se ven forzados a contratar intermediarios o contadores para realizar procesos tan básicos como la presentación de ITBIS, RNC, ISR, remisiones de comprobantes o incluso simples rectificativas.

A eso se suma una escasa transparencia en los errores de validación del sistema y la falta de explicaciones claras ante bloqueos o inconsistencias. La automatización real aún parece un sueño lejano.


¿Qué necesita mejorar la DGII?

Especialistas y contribuyentes coinciden en varias medidas urgentes que deben implementarse:

  1. Reforma del sistema de anticipos: Que el anticipo sea proporcional a los ingresos reales y no una fórmula genérica que castiga a quienes apenas sobreviven.
  2. Oficina Virtual con experiencia de usuario moderna: Rediseño de interfaz, lenguaje comprensible, rutas automatizadas por tipo de contribuyente y asistencia interactiva.
  3. Automatización con inteligencia fiscal: Si la DGII tiene acceso a facturación electrónica, cuentas bancarias, compras, retenciones y registros mercantiles, puede prellenar formularios y generar sugerencias personalizadas.
  4. Eliminación de trabas para pequeñas empresas: Crear un régimen simplificado real que no solo exista en el papel, sino que se ejecute sin necesidad de abogados, contadores ni sacrificios financieros desmedidos.
  5. Fomento de la educación fiscal: Lanzar campañas y cursos gratuitos para enseñar a los emprendedores cómo cumplir sus obligaciones sin temor ni dependencia.


Aplicación justa y transparente de la ley

La función de un órgano recaudador no debe limitarse a fiscalizar y cobrar: debe también orientar, educar, incentivar la formalización y generar confianza en el sistema tributario. Mientras persista la visión punitiva y compleja, se seguirá alimentando la informalidad, la evasión y la desconfianza ciudadana hacia las instituciones públicas.

La transformación de la DGII no puede postergarse más: la digitalización no debe ser sinónimo de complejidad, y cumplir con el fisco no debería ser una batalla, sino un paso natural en la ruta del crecimiento empresarial.

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